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#BetiConsejo: Ójala lloviera mas.

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Por fin llueve. 


Después de no sé cuántos días ha comenzado a llover. Nuestro sirimiri ha estado cayendo toda la noche y parte del día. La temperatura ha bajado en cuestión de minutos unos 10 grados y yo estoy en la gloria.


Mis bonsáis se ven esplendidos. 

Cuando se riegan con el agua de lluvia parecen más verdes, más lozanos, crecen más.

 

¿A qué se debe esto? Si el agua es siempre agua.

El agua de lluvia es un agua pura, libre de cloro y libre de cal, blanda y muy oxigenada.

Cuando el agua de lluvia  se contamina en su trayectoria hacia la superficie, se forma la lluvia ácida que es muy perjudicial para las plantas.

La lluvia al golpear las hojas, las limpia, arrastrando el polvo acumulado durante los días más calurosos y secos. Es como si se duchasen y se encontraran mucho mejor.

Cuando la lluvia es larga y copiosa va filtrándose en el sustrato,  arrastra con ella a los nutrientes que se encuentran en las zonas más superficiales del sustrato y lo acerca a las zonas más profundas.

La lluvia al caer suavemente sobre los bonsáis crea un entorno templado con alta humedad en el aire, además moja toda la superficie uniformemente durante más tiempo.

El agua de lluvia es blanda, favorece la disolución acuosa de nutrientes, facilitando la asimilación de los mismos por los bonsáis. De esta manera nuestros arboles crecerán más y mejor.

La temperatura del agua de lluvia es ideal para el crecimiento de los árboles. Ni muy fría como la de pozo, ni muy caliente como cuando sale de la manguera o del grifo expuesto al sol.



El agua de lluvia tiene cierto porcentaje de nitrógeno lo cual hace que los bonsáis se pongan más verdes.

El agua pura tiene un pH de 7, lo que significa que es neutra, no ácida o básica. Sin embargo, el agua de lluvia natural es ligeramente ácida, con un pH de 5,6, debido a que la parte de la atmósfera que contiene nubes contiene dióxido de carbono, dióxido de azufre y dióxido de nitrógeno. Este dióxido de nitrógeno reacciona con el agua para formar ácido nítrico.



Siempre podemos regar los bonsáis  con manguera, con regadera, con aspersores… pero estaremos de acuerdo que la forma más natural de hacerlo es mediante… la lluvia.

El agua de riego tiene solo una ventaja respecto al agua de lluvia, y es la aplicación de las cantidades justas que nuestros bonsáis necesitan en cada momento de su ciclo de crecimiento, evitando con ello los problemas fitosanitarios y asfixia radicular, que pueden producirse por un exceso de agua.


Si pudiéramos dar al botón para abrir la dosis de agua de lluvia y cerrarlo cuando nuestro bonsái este perfectamente mojado seria el NO VA MÁS
#BetiConsejo: Siempre que puedas, permite que tus bonsáis se rieguen con agua de lluvia.


Saludos Cordiales desde Bilbao
Beti Andrés


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